Allí,
funciona la Escuela de Boxeo que conduce Daniel Ruiz. Un hombre que sólo piensa
en sacar a los chicos de “la calle” para “darles una oportunidad en su vida” y
evitar que sean dóciles al alcohol o las malas compañías porque cree que “nadie
se ocupa de ellos (los jóvenes)”.
En
el mes de junio comenzó a escribir la historia de la primera escuela de boxeo
del distrito de Alto Comedero, merced a la cesión del espacio físico por parte
del Centro Vecinal. Él reconoce las dificultades que se le pueden presentar por
la “disciplina” de cada joven o niño, pero destaca que siempre uno debe
rescatar el factor positivo de cada persona. Les explica que para salir
boxeadores deben cumplir con el proceso, nadie lo podrá hacer con una simple
semana de entrenamiento.
A
partir de las 18 horas comienzan a entrenar hasta las 22. Niños de 6 años hasta
jóvenes de casi 30 concurren al gimnasio. Las madres llevan a los más pequeños
porque prefieren que estén practicando un deporte, antes de que pierdan el
tiempo en un cyber o en los videos juegos. Ruiz sostiene que en esos lugares
comienza la “mala junta” (malas compañías). Aclara que no hay límite de edad. También está
abierto para las mujeres que pretenden mantenerse en forma. Por el momento
concurren dos señoritas.
Antes
de llegar a Alto Comedero, Ruiz inició su tarea de entrenador en la localidad
de Los Alisos. Allí, aún posee su gimnasio. Hoy le dedica más tiempo a La Nueva
Ciudad porque entiende que “los chicos necesitan más atención y por el mayor
movimiento de gente”.
El
gimnasio se sostiene a pulmón, con el aporte voluntario de los jóvenes. “El que
pueda pagar que lo haga porque es para comprar elementos porque a mí, nadie me
ayuda”, dijo Ruiz sobre la necesidad de contar con un apoyo económico. Los
pocos elementos que tienen es fruto de la generosidad de algunos comerciantes,
como la Farmacia Nueva Terminal y Mueblería El Paragua. Ruiz pide ayuda porque
necesita de equipamiento porque cada día se suman más chicos. Hoy asisten más
de veinte jóvenes, algunos de ellos con la idea de ingresar al terreno
profesional.
Ruiz
en su vida laboral se dedica a vender “desayunos” en algunas oficinas y
comercios del centro de la ciudad. Distribuye durante la mañana y durante el
horario habitual de la siesta (para algunos), prepara los bollitos y los panes.
Es un trabajador independiente que debe andar la calle para ganar su sueldo. No
vive del boxeo. Es conocido como “Perassi” en el ambiente boxístico. Estuvo a
punto de ingresar al profesionalismo, pero no pudo superar la evaluación médica
de la Federación de Box.
La práctica y entrenamiento de 17 años en el gimnasio
de Daniel Miranda no fue suficiente. Había comenzado a los doce años, con el sueño
de ser profesional. Hoy su vida está abocada a sacar los “chicos de la calle”
porque su experiencia de vida fue un sello. “Siempre busqué ayuda y me cerraron
las puertas, hoy quiero abrir las puertas a los que necesitan”, dijo el hombre
que está convencido que los jóvenes necesitan de un acompañamiento para salir
de los problemas de la vida.
Daniel
Ruiz sueña con conseguir un psicólogo para que los muchachos reciban una
orientación profesional y se integren más al deporte. Sabe que sólo no podrá,
por eso pide ayuda.