Un
soplo de aire renovó la esperanza del mundo. Los jóvenes católicos reunidos en
Río de Janeiro (Brasil) marcaron ese inicio con distintos gestos de
fraternidad, durante el XXVIII encuentro de la Jornada Mundial de la Juventud.
El papa Francisco abrió, durante ese tiempo, su corazón para abrazar a cuatro millones
de peregrinos que representaron a 175 países.
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Las jujeñas Jimena, Soledad y Florencia. |
Alrededor
de 200 peregrinos jujeños (jóvenes, adultos, sacerdotes, religiosas y
periodistas) vivieron la JMJ. Uno de los grupos (el más numeroso) fue
conformado por la Pastoral Juvenil y Vocacional de la Diócesis de Jujuy. En ese
grupo estuvieron varios representantes del distrito de Alto Comedero.
Este
contingente fue el único de la provincia de Jujuy que vivió la semana previa a
la JMJ. Les tocó compartir con las familias que viven en distintas comunas
(allá les dicen prefecturas) pertenecientes a la Diócesis de Novo Hamburgo, es
decir en la región de Río Grande do Sul (sur de Brasil).
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Delegación de la Diócesis de Jujuy, luego del encuentro con el papa. |
“Me
brindaron su atención, cariño, humildad y servicio, como si yo hubiese sido
parte de su familia”, contó Jimena Mariana Toconás sobre la “sorpresa” de ser
alojados en casas de familia en la prefectura de Ivoti. “A medida que los iba
conociendo, me di cuenta que a pesar de tenerlo todo en cuanto a su posición
económica, tenían a un verdadero Cristo en sus vidas, que en su hogar siempre
estaba él con gran prioridad, sin importarles para nada su cansancio del
trabajo, el clima (muy frío) ni nada, compartían su familia junto a él y a
mamita María”, agregó.
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La juventud del mundo en el "Corcovado". |
La
joven estudiante de 18 años que integra uno de los grupos del Movimiento
Católico Palestra, dijo que durante esa convivencia de cuatro días aprendió a
sacarse “ese prejuicio que muchas veces tenemos, en juzgar a las personas por
su apariencia sin antes conocerlas; estuve y estoy muy agradecida con ellos y
con Cristo que me hizo dar cuenta de muchas cosas en aquella pre – misión que
sólo fue el comienzo”.
Ivoti
también tuvo como peregrina a Soledad Alarcón. Ella vive en las 284 viviendas
del distrito de Alto Comedero. Con el “apoyo de sus padres y la gracia de Dios”
pudo vivenciar la experiencia de la pre – jornada. “Me tocó una familia cálida
(de apellido Mohr) que me acogió muy cordialmente, con la cuál viví días
extraordinarios, me hicieron sentir como en casa”.
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El padre Francisco con Axel y Soledad. |
Por
su parte, el sacerdote Francisco Betekeneng de la parroquia Nuestra Señora de
Loreto destacó la vivencia en la Diócesis de Novo, donde compartió “la fe y
alegrías en las actividades culturales, visitas guiadas, oraciones,
celebraciones y momentos de fiesta. Me abrió el panorama sobre la vida
cristiana vivida en Brasil y fue la preparación espiritual a la JMJ en Río de
Janeiro”.
Río
de Janeiro
La
playa de Copabana se convirtió en el epicentro de las actividades de mayor
convocatoria. Los primeros días hubo lluvia y luego el sol acarició la piel de
los visitantes y locales durante los cuatro días “más intensos” de la JMJ.
Soledad
Alarcón, responsable del grupo de infancia y adolescencia misionera de la
parroquia Medalla Milagrosa, afirmó que vivió “días inolvidables que marcaron
mi vida para siempre; respirar la frescura de la diversidad, el arco iris de
banderas e insignias, los diferentes lugares y códigos comunicacionales, no
fueron obstáculos para compartir con mis pares, ¿saben por qué? Una sola
respuesta: el lenguaje universal del AMOR EN CRISTO, que tira abajo cualquier
barrera”.
“Nunca
vi tanta gente alegre, en paz, comprometida ¿Qué será eso? es que el mismo Dios
ha pasado en medio de los peregrinos durante toda la jornada de la Juventud. Es
el Espíritu Santo de Dios quién realizó las cosas maravillosas”, explicó el
padre Francisco, actual asesor de la Pastoral Juvenil de la parroquia de
Loreto.
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Francisco en el encuentro con los argentinos. |
Los
argentinos y el encuentro especial con el papa Francisco. Se registró el
miércoles 25 de julio, a pedido de su santidad. Ese día dijo: “Hagan lío”.
Frase que resonó en el corazón de cada peregrino. Jimena Mariana Toconás dijo
que fue el “momento más importante que jamás voy a olvidar, porque unos cuantos
del grupo tomamos la decisión de quedarnos a hacer vigilia” en la Catedral de
Río de Janeiro, durante la noche del 24 y madrugada del 25 de julio. “Con una
lluvia muy fuerte pasamos sin dormir nada, sólo orando y compartiendo con
nuestros hermanos de otras provincias argentinas”, dijo y agregó que cuando
llegó el momento de ingresar a la Catedral, “fue realmente estar en un sueño
del no querer despertarse más y cuando entramos nos encontramos con el obispo
César Daniel Fernández, nos emocionó mucho”.
Cuando
ingresó el papa Francisco a la Catedral de Río de Janeiro, “pasaron muchas
emociones juntas, con los ojos llenos de lágrimas y piel de gallina, sentí que
era Cristo realmente el que había visto, escuchado y todo”, afirmó. En el
interior del corazón de Jimena, también quedó grabada una frase del papa:
“Hagan lío en sus diócesis, no se queden encerrados en sus comunidades. ¡La
Iglesia tiene que salir a la calle!”.
Esas
palabras de Francisco pronunciadas en la Catedral también tocaron el ser de
Soledad Alarcón. “Hacer lío en Cristo, el no excluir a los ancianos, ni
dejarnos excluir a nosotros, y no renunciar a nuestros sueños”, dijo la joven
estudiante universitaria que rescató que la figura del papa como “la presencia
divina en medio de tantos peregrinos”. Ella vivió “el desvelo previo a la
conferencia con nuestro pastor, que me dio la oportunidad de entender que ni la
lluvia, ni el frío, ni el sueño, ni el hambre, son más poderosos que la alegría
y el gozo de la fe vivida”.
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La confraternidad en Río de Janeiro. |
Para
el padre Francisco, quién se hizo conocer como el “primo del papa” en Brasil,
dijo que “el sucesor de San Pedro siempre logra sorprendernos destilando
palabras de sabiduría al alcance de todos los corazones de la gente común y de
todos los jóvenes. Una filosofía con un lenguaje simple que todos entendemos”.
Agregó que eso le recuerda a San José Freinademetz: “El amor es el único
lenguaje que comprenden todos los hombres” y reafirmó su compromiso por ser
“uno de los peregrinos de la JMJ, me llevo conmigo esta palabra misionera de
Jesús “Id y haced discípulos a todos los pueblos (Mt. 28,19)”.
La
misa de envío
La
misa de cierre de la JMJ se realizó en la playa de Copacabana. “Inscribió con
tinta indeleble en mi corazón la importancia de predicar a un Dios
misericordioso para tomar decisiones de cómo tratar a los demás enraizados en
el espíritu de misericordia”, mencionó Soledad y agregó en el final de su
testimonio que “podría compartir miles de experiencias evangelizadoras, por eso
les dejo un mensaje “se puede ser joven, vivir en este mundo y seguir a nuestro
gran Amigo JESUCRISTO”.
Mientras
que Jimena agradeció a “Jesús y a mamita María porque me siento una
privilegiada” y animó a la juventud a “salir al mundo a anunciar que hay un
Cristo vivo que quiere que lo conozcamos y nos hagamos verdaderos amigos de él,
que a pesar de no verlo, sabemos que está en cada uno de nosotros (joven, niño
y adulto), en el pobre, en el que todo lo tiene, allí está él”.
Los
tres momentos de Flor
“No
alcanzan las palabras para describir esta experiencia maravillosa; una JMJ es
un sueño de Dios, del cual tuve la dicha de ser parte, en este sueño
experimente todas las sensaciones que uno puede imaginar”, dijo Florencia
Guzmán. La joven que vive en el barrio Bicentenario de Alto Comedero describió
tres aspectos fuertes que vivió: alegría, entusiasmo y cercanía.
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Los peregrinos jujeños Alvaro, Verónica, Pedro y Ezequiel. |
La
peregrina que cursa la carrera de ingeniería industrial en la Universidad
Nacional de Jujuy, sintió alegría cuando “subía al metro, al colectivo, al
caminar por la calle y encontrarse con jóvenes cantando con una sonrisa en su
rostro, una sensación pura de felicidad; tantas sonrisas y saludos simpáticos
que era inevitable no estar inmensamente feliz”.
Vivió
el entusiasmo “en cada catequesis y cada mensaje del Santo Padre, me sentí
renovada, recuperé lo que había perdido: fervor, energía, esas ganas tan
características de un joven lleno de vida”.
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La multitud reunida el viernes para el Vía Crucis. |
Resaltó
como lo más importante a la cercanía porque se dio cuenta “que no estaba sola,
sentir a millones de jóvenes orando conmigo en distintas lenguas, todos tan
diferentes, pero un mismo Dios de amor con nosotros; cada persona que encontré
en el camino fue una caricia del Señor”.
Subrayó
que “esta JMJ me ha renovado por completo, sin duda no podemos volver siendo
los mismos, después de todo lo vivido. No tengas miedo, sé un joven valiente
dispuesto a tirarse en los brazos de Dios, yo te aseguro que no te vas a
arrepentir. Vayan sin miedo y anuncien… ¡Hagan lío!”.